La leyenda de la Puerta De Moros

Que yo sepa, Madrid es la única ciudad del mundo que varias plazas forman una más grande, por lo menos hay dos casos, Plaza de las Provincias y Plaza de Santa Cruz y quizás el más significativo, la confluencia de  Plaza de Puerta de Moros, Plaza de los Carros, de San Andrés, del Humilladero y de la Cebada. Aprovecho este hecho curioso para hablar de la Plaza de Puerta de Moros.

Esta puerta formaba parte junto con otras tres (Valnadú, Guadalajara y Cerrada) de la muralla cristiana de Madrid, se abría al sur sobre la actual plaza del Humilladero, entre las calles del Almendro y la Cava Baja, fue destruida en 1412 durante una sublevación.

Plano de la Muralla Cristiana con sus puertas. Fuente Pinterest

Se rehízo nuevamente en 1544 y debió durar aproximadamente un siglo más.
Según Gerónimo de la Quintana “La Puerta que después se llamó y de preferente también se llama de Moros, porque por ella salían y entraban en el lugar por la comunicación que tenían con la ciudad de Toledo.”

López de Hoyos dice que en lo alto de ella había una cruz de medio relieve. Cuenta la tradición que dicha cruz fue colocada por iniciativa de San Francisco de Asís, cuando fundó una pequeña comunidad de franciscanos en la Villa hacia 1217.

Según Pedro de Répide toma su nombre de que en este lugar se hallaba una de las puertas de la villa que daban al camino de Toledo y aunque se dice que su nombre se debe a que solo pasaban los moros por allí, la realidad indica que se debe a la proximidad del barrio de la morería, tenía la misma forma que la de Puerta Cerrada con vueltas, puente levadizo y foso. La cruz de piedra que la coronaba, formaba parte de la ruta del primitivo calvario de Madrid.

Una vez puestos en situación y explicado un poco la historia de la Puerta, vamos a hablar de la extraña leyenda que hay sobre ella:

Parece ser que en las cercanías de la Puerta, todas las noches se escuchaban lamentos, gritos, súplicas y aullidos fantasmales que los vecinos atribuían al alma de algún moro que debió morir al ser bautizado. Como los ruidos mantenían atemorizados a la población, un grupo de cristianos colocó la cruz- ya hemos visto que no fue así- . A los pocos días de la colocación de la cruz, varios vecinos aseguraban haber visto tres fantasmas gritando el nombre de la persona que les había matado. Se trataba de un armenio que había asesinado a sus tres hijos y se los había comido. El parricida, presa de remordimientos, confesó su crimen y murió azotado. Con su muerte desaparecieron los gritos.

Fuentes y Bibliografía:

Memoria de Madrid

Las calles de Madrid de Pedro de Répide

El antiguo Madrid de Mesonero Romanos


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