Hotel Internacional

Situado en el número 19 de la céntrica calle Arenal, destinado inicialmente para viviendas, fue mandado construir en 1862 por D. Manuel López Rego a los arquitectos José María Mellado y Máximo Robles, que destinaron la planta baja a locales comerciales.

En 1908, el arquitecto Mariano Belmás reformó la decoración de la fachada manteniendo la estructura y el edificio se convirtió en el Hotel Internacional, siendo a principios de los años 30 uno de los hoteles más confortables de Madrid con habitaciones con calefacción central y baños desde 10 pesetas.

En 1986 interviene otro arquitecto, Horacio Dominguez y deja de ser hotel para convertirse de nuevo en edificio de viviendas.

Lo más destacado del edificio es la decoración de la fachada ejemplo del neobarroco imperante en Madrid a finales del XIX, con cariátides, balaustradas de piedra o rejería y pilastras almohadilladas.

Esquina con las Fuentes

Fachada calle Arenal

Decoración en balcones

Detalle Cariatides

Balaustradas de piedra y de rejería

Detalle decoración

Esquina Arenal/ Hileras

Cariatides

Hay que señalar que el edificio antes de la reforma de 1908, fue el Hotel o Fonda Cuatro Estaciones, como se puede ver en la publicidad de la época. en esa misma fonda era donde durante mucho tiempo se hospedó Marcelino Menéndez Pelayo como se refleja en el libro Un viaje a Madrid de Leopoldo Alas Clarín, que también se hospedó allí, donde describe la calidad de la comida y del hospedaje:

Y así vive Menéndez Pelayo hace diez años; en una fonda de las más bulliciosas, de tráfico incesante, donde comen bien los que tienen estómago de comisionista, pero mal los de estómago delicado.

Tanto Clarín como Antonio Rubio, describen la habitación de Menéndez Pelayo:

Clarín:

…La habitación que le dieron a Menéndez Pelayo era la número 30 del piso principal, con balcones a la calle del Arenal y siempre ocupó la misma. Cuando Rubén Darío vino a España, con motivo de las fiestas del cuarto centenario del descubrimiento de América en 1892, se hospedó en el Hotel de las Cuatro Naciones; era el mes de septiembre y D. Marcelino no había regresado aún de Santander; pero Manuel, el mozo que tenía a su cargo el piso,le enseñó la habitación. «Era —dice en una de sus crónicas— un cuarto como todos los del hotel; pero lleno de tal manera de libros y papeles, que no se comprende cómo allí se podía caminar. Las sábanas estaban manchadas de tinta. Los libros eran de diferentes formatos. Los papeles, de grandes pliegos, estaban llenos de cosas sabias de D. Marcelino».

Antonio Rubió:

Artículo publicado en El Tiempo, diario católico de Méjico, el 15 de diciembre de 1891: «La habitación que Menéndez Pelayo ocupa en el hotel de la calle del Arenal se compone de dos piezas no muy holgadas. Al entrar se encuentra una pequeña salita amueblada modestamente, con una chimenea a la derecha, dos balcones enfrente que dan a la ruidosa calle del Arenal, frecuentada por innumerables coches de lujo, y por todos los vendedores ambulantes de Madrid, y una puertecita a la izquierda que abre paso al cuarto-dormitorio. Componen el mueblaje de esta pieza una cama de hierro enfrente del balcón, una mesita de noche y un lavabo de caoba, de esa hechura menestral de que sólo se encuentran ejemplares en las fondas de segundo o tercer orden y en las cases de huéspedes…

Esto último está recogido en la Biografía Crítica y documental de Marcelino Menéndez Pelayo

Publicidad Hotel Cuatro estaciones

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De entre todos los arquitectos que han trabajado en este edificio, yo destacaría a Mariano Belmás, no solo es el que a mi juicio hace la reforma más interesante de todas con un extraordinario trabajo en la fachada, si no que creo que es el más significativo de todos, fue colaborador de Arturo Soria e intervino en muchos edificios de Ciudad Lineal y en la creación de la Gran Vía , propuso un sistema de viviendas adosadas con materiales más baratos, intervino en la llamada colonia del Madrid Moderno e influyó en las medidas higiénicas en el Madrid de finales del XIX.